Cuando necesito un “levantoncito” de Dios en una necesidad
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Salmo 28:1-9 A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí, para que no sea yo, dejándome tú, Semejante a los que descienden al sepulcro. 2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo. 3 No me arrebates juntamente con los malos, y con los que hacen iniquidad, los cuales hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón. 4 Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos. 5 Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová, ni a la obra de sus manos, Él los derribará, y no los edificará. 6 Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. 7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré. 8 Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido. 9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréales y susténtales para siempre.
- Los cristianos somos quienes mejor podemos manejar cualquier crisis porque Jesús va adelante limpiando el camino.
- Dios está al tanto de nuestras vidas en cada aspecto, a cada instante de lo que tengamos que experimentar.
- Dios sabe todo lo que pasa en nuestras vidas pero pide que clamemos a Él, que lo busquemos.
Actitudes a observar ante Dios en una necesidad desesperante:
- Clamar a Dios con sinceridad y con todas nuestras fuerzas, con todo nuestro ser.
- (1) A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí, para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro.
- Dios se estremece cuando clamamos a Él por el sufrimiento que experimentamos.
- Dios es la Roca sólida inamovible donde podemos pararnos con confianza, con seguridad.
- Tener la seguridad de que Dios escucha nuestro clamor, nuestra necesidad.
- (2 y 6-8) Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo. Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos. 7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré. 8 Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido.
- “Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo” Nadie que busca a Dios con todo su corazón queda sin respuesta.
- Cuando oremos seamos honestos y digámosle a Dios exactamente lo que hay en nuestro corazón.
- (3-5) No me arrebates juntamente con los malos, con los que hacen iniquidad, Los cuales hablan paz con sus prójimos, pero la maldad está en su corazón. 4 Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos. 5 Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová, ni a la obra de sus manos, Él los derribará, y no los edificará.
- Aprendamos a buscar a Dios correctamente y cuando El conteste, no dejemos de alabarlo y darle gracias.
- No deje de confiar de corazón nunca en el Señor.
- (6-7) Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos.
7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré. - Salmo 44:6-8 Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará. 7 Pues tú nos has salvado de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecían. 8 En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, y por siempre alabaremos tu nombre.
- Salmo 118:8 Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre.
- (6-7) Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos.
- No deje de confiar de corazón nunca en el Señor.
- Nuestro Jesús es Dios y es el mismo hoy, ayer y por los siglos.